jueves

El consejo de... Charles Dickens Sobre su hijo, David Copperfield


Dickens, que con doce años empezó a trabajar en una fábrica de betún después de que su padre fuera encarcelado, escribió algunas novelas tan conocidas como Oliver Twist, Papeles póstumos del club Pickwick o David Copperfield.


Esta última, narrada en primera persona y con trazos autobiográficos, fue para él su novela favorita.

En el prólogo de la misma, escribe:

Es posible que al lector le interese muy poco saber con cuánta tristeza se abandona la pluma después de una labor creadora de dos años; o cómo se siente el autor al arrojar una parte de sí mismo en el reino de las sombras, cuando una multitud de criaturas de su imaginación se separan de él para siempre. Y, sin embargo, no tenía nada más que contar; a menos que confesara (lo, todavía hoy, que sólo me queda algo nuevo que confiar al lector. De todos mis libros, éste es el que prefiero. Nadie pondrá en duda que soy un padre afectuoso con todos que quizá sea aún menos relevante) que a nadie podría parecerse más esta narración, al leerla, de lo que me había parecido a mí al escribirla. Tan ciertas son estas afirmaciones los hijos de mi imaginación, y que ningún otro progenitor puede querer a su familia con tanta ternura. Pero, como muchos padres afectuosos, tengo un hijo favorito en el fondo de mi corazón. Y su nombre es David Copperfield.

De Charles Dickens, David Copperfield (Alba)


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